Ascendiendo por la empinada pendiente sobre la que se asienta el barrio de Las Lomadas llegaremos a la ermita de San Pedro Apóstol (S. XVI); sencilla y remozada luce en medio de una amplia plaza con hermosas vistas sobre los lomos rurales. La casa forestal es el punto de partida hacia los afloramientos de agua más importantes de Canarias. El silencio se ve roto por los cantos de las aves y el sonido cantarín de las frescas aguas que discurren por el canal. Atravesaremos los estrechos túneles que se excavaron para llegar a los nacientes donde mana abundantemente el líquido elemento canalizado desde primeros de siglo; en la antigüedad corría libremente por el barranco hasta perderse en al mar. El verdor vegetal tapiza las escarpadas paredes que encierran este espectacular paraíso palmero.
lunes, 22 de marzo de 2010
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